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PLAZA NAVONA

Dos plazas en una


La Plaza Navona ocupa el lugar en el que se situaba el estadio de Domiciano (Circo Agonal) en el año 86, con espacio para más de 30.000 espectadores, en el que los ciudadanos romanos disfrutaban de los juegos atléticos griegos.

Cuando el papa Inocencio X devuelve la estima a Bernini después del proyecto fallido de las torres de San Pedro, éste le encarga una fuente central para la alargada Plaza Navona de Roma, con la dificultad añadida de tener que realzar el centro del espacio, sin romper la unidad de la plaza. La majestuosa Fuente de los Cuatro Ríos se erige espléndida sobre una bañera de planta elíptica.

 

Al igual que ocurrió con la Fuente del Tritón en la Plaza Barberini de Roma, Bernini construye una piscina de escasa altura, apenas 50 cm., para que el espectador no pierda de vista el agua en ningún momento, con el eje mayor en el sentido longitudinal de la plaza (norte-sur), paralelo a la Iglesia de Santa Inés en Agonía de Borromini. Debido a su colosalismo, —las estatuas son siete veces más grandes que su tamaño natural—, junto con la Fontana de Trevi, esta es sin duda una de las fuentes más famosas de Roma.

Sin duda el mayor atractivo de la Plaza Navona son las tres fuentes construidas bajo el mandato de Gregorio XIII Boncompagni:

Dotada de un estilo barroco muy elegante, la Plaza Navona es una de las plazas más bonitas y populares de Roma.

HISTORIA

Fuentes de la plaza

Pincha en cada

cuadrado

El mito de la plaza navona

Plaza Navona es una de las joyas del arte barroco de la humanidad. Con una guía en la mano o sin ella, es difícil no sucumbir ante la belleza de sus monumentos. La plaza está coronada al centro por la Fuente de los Cuatro Ríos de Bernini. El escultor, arquitecto y pintor napolitano representó en ella los ríos más famosos de la época: El Nilo, el Ganges, el Danubio y el Río de la Plata. La fuente es de 1651 y sobre ella se colocó el obelisco que el emperador Domiziano mandó construir y traer desde Egipto durante su mandato, siglo I D.C. No olvidemos este nombre.

Frente a la fuente está la Iglesia de Santa Inés. Iglesia que el Papa Inocencio X encargó a Borromini en el 1652. 

Borromini y Bernini fueron coetáneos y son muchas las historias que corren sobre su rivalidad. Hoy aquí derribaremos un mito. Una de las figuras de la fuente levanta una mano y se tapa el rostro para evitar ver algo que le daña la vista, algo que le causa horror. Eso, al menos, es lo que nos transmite la escultura del maestro Bernini. No es extraño escuchar algunos guías turísticos, incluso leer en muchos libros de viajes, que con esta escultura Bernini quiso ofender a Borromini: le estaba diciendo al artista italo-suizo que su iglesia era tan fea que ni las figuras de piedra soportaban su visión. Y lo decía con el lenguaje que mejor controlaba, la escultura.

Esta teoría estaría muy bien si no fuese porque no puede ser cierta. Fijémonos en el detalle de las fechas: la fuente fue terminada en el 1651 y la iglesia empezó a construirse un año después. A no ser que Bernini fuese un vengativo visionario es imposible que esculpiese la estatua con tal finalidad. Eso sí, amigos lo que se dice amigos tampoco eran. Leyenda número 1, pues, desmontada. No será la única en este post.

ubicación

Piazza Navona.

lugares próximos

Museo de Roma (140 m)
Palacio Altemps (246 m)
Panteón de Agripa (310 m)
Campo dei Fiori (366 m)
Área Sacra (496 m)

transportes

Metro más cercano: Barberini, línea A (naranja)

AUDIOGUÍA

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